Phantasy Star IV: The End of the Millennium

Phantasy Star IV: The End of the Millennium es un juego programado y distribuido por Sega para Megadrive que salió a la venta en Japón el 17 de diciembre de 1993, aunque las versiones de Estados Unidos y de Europa se retrasarían hasta el febrero de 1995 y el 8 de diciembre de 1995, respectivamente. Se trata de un excepcional RPG, último capítulo de la saga Phantasy Star para la 16 bits de Sega.

Como en los demás capítulos de la serie, estamos ante un juego de rol de los que se puede decir que es rol auténtico en el sentido más estricto de la palabra. Así tenemos un juego bastante complicado, en el que debemos subir de nivel rápidamente si no queremos que en determinadas zonas más avanzadas del título acaben con nosotros a la primera de cambio. Por lo demás, el desarrollo es similar a otros juegos del género. Al principio del juego contamos con dos personajes, y a lo largo de la historia formarán parte de nuestro grupo otros que vayamos reclutando. En las ciudades y aldeas encontraremos tiendas, hospitales y otros lugares donde podemos comprar armas, sanar nuestras heridas o curar a los personajes que han sido envenenados de alguna manera. También podemos hablar con los ciudadanos, con la posibilidad de recabar información. A veces tenemos que contactar forzosamente con alguien para poder continuar. La ambientación de la historia está a medio camino entra la fantasía pura y dura y la ciencia ficción, y los combates se desarrollan por turnos, en los que podemos escoger el tipo de ataque que queremos realizar, ya sea un ataque con nuestra arma o algún tipo de magia.

El apartado técnico es más bien simple, pero es ni más ni menos que los apropiados para el juego. Los gráficos son detallados y nítidos, y los escenarios son variados y en general están bastante bien realizados, aunque en general dan una sensación demasiado estática, de poca movilidad. Las melodías son épicas y evolucionan según la situación, pero ni la música ni los efectos de sonido tienen demasiado protagonismo.

La jugabilidad es muy buena. A pesar de su complejidad, se aprende a manejar rápidamente gracias al sencillo control de los menús, y no hay problemas de control. Además, es un juego muy largo y bastante difícil, a la par que muy adictivo.

Phantasy Star IV transcurre 1.000 años después de los acontecimientos de Phantasy Star II. Es la historia de Chaz Ashley, un joven cazador, quien, junto con sus amigos y aliados, sin quererlo se convierte en el Salvador del sistema solar Algol. La historia comienza en el planeta Motavia, que ha pasado por cambios climáticos dramáticos desde el final de Phantasy Star II. Después de un evento llamado el Gran Colapso, gran parte del ecosistema floreciente se había reducido a un desierto, y vida se había vuelto progresivamente más difícil para los habitantes de los planetas. Para empeorar las cosas, se había producido un marcado incremento en el número de biomonstruos, un término para las aberraciones extrañas y violentas de la fauna y flora de Motavia.

Mantener estas criaturas bajo control es el trabajo de los cazadores, y es durante una investigación sobre un brote que los protagonistas descubren la relación entre el problema de biomonstruos y la crisis ecológica de los planetas. Y todo apunta a la aparición de un nuevo peligro, el líder de un culto, Zio, el Mago Negro.

Tenemos que resolver todo el problema en todo un mundo. Para ayudarnos en la misión contaremos con nuestras armas, los hechizos que aprendamos al subir de nivel y los distintos items curativos que compremos o encontremos en distintos cofres. También contamos con un completo menú en el que podemos hacer, entre otras cosas, consultar los atributos de nuestros personajes o hacer que hablen entre sí. También podemos reponer fuerzas en las posadas, así como elegir el orden de ataque en los combates. Otro detalle curioso son las imágenes que aparecen en algunas conversaciones, con dibujos al más puro estilo manga japonés.

En resumen, un sensacional título de aventuras, con una historia muy trabajada y realmente adictivo. Obra maestra.